Después de llevar 7 años preparando bandejas y bandejas de mazapán para la familia de mi contrario y para la que me tocó en suerte a mi al nacer, por el simple hecho de que "Como le sale el mazapán a Marta no le sale a nadie" (será que no lo intentas, bonita), he descubierto el secreto del mazapán. Y claro, he decidido contárselo a todo el mundo a ver si alguien se anima y el año que viene, con un poco de suerte, me libro (que te crees tu eso, jaja).
El caso es que tan sólo necesitamos 250 gramos de almendra molida cruda, 250 gramos de azúcar pulverizado (glass), 1 clara de huevo y 1 yema de huevo (Será un huevo entero, no? Pues si. Un huevo entero, pero hay que separarlo porque no se pone tojunto).
Aquí empiezan las discrepancias. No nos vamos a engañar que 250 gramos de almendra valen lo suyo. Pero claro, no tenemos por qué comprar la almendra más cara que encontremos en el mercado (y que casualmente lleva el nombre de Marcona). Podemos comprarla un poco más barata (de otras variedades) o comprar las almendra enteras y pegarnos la paliza de pelarlas (y entonces es donde ya no empieza a compensar el hacer el mazapán una misma). El caso es conseguir las almendras (que en mi caso es un regalo siempre de mi suegra, con perdón). El azúcar si que da igual la marca, para que nos vamos a engañar. Y el huevo, pues también siempre que sea más o menos fresquito.
Se mezcla todo (almendra molida, azúcar glass y la clara del huevo) como buenamente podamos (thermomix, batidora o a mano). En un principio parece que es poca clara para tanta almendra y azúcar. Pero aquí es donde está el truco. El secreto es sacarle el aceite a las almendras a manporrazos. Si, si, como os lo cuento. Cortamos un trozo de papel film suficientemente grande y ponemos la mezcla dentro y empezamos a apretar con fuerza. Las almendras molidas empezarán a soltar un poco de aceite y nos irán compactando la masa. Y aquí es donde tenemos que acordarnos de nuestro chungo. Cada un@ tenemos uno, llamese jefe, llámese pareja, llámese cuñado/a (que tu no eres cielo, no te preocupes, jajajaja). Vamos, que este ingrediente es indiferente. El caso es apretar la masa de almendras con toda nuestra fuerza y golpearla como si nos fuera la vida en ello. A parte de la descarga de adrenalina correspondiente, el aceite de las almendras saldrá de su escondite y nos irá dejando una masa genial para darle formita con un cortapastas.
La primera versión de nuestros mazapanes habrá quedado de la siguiente manera
Como podéis observar, la maestra ayudante de cocina, véase el ratón, ha elegido formas variadas para las figuritas de mazapán (flores, setas, lunas, estrellas, "triándulos"). Podemos colocarlos tan juntos como sea necesario ya que no se hinchan y no se van a pegar. Una vez las tenemos todas colocadas, las pintamos con la yema de huevo que nos ha sobrado. El resultado puede parecerse mucho a esto.
Encendemos el horno, sólo la parte de arriba y colocamos la bandeja unos minutos. El tiempo depende del horno pero en unos 10-15 minutos estarán. Tened en cuenta que el mismo aceite que hemos sacado a mamporrazos de las almendras continuará cocinando las figuritas de mazapán un rato después de sacarlas del horno. Así que en cuanto empiecen a coger color, sacarlas rápidamente y quitarlas de la placa caliente del horno para ponerlas en otra bandeja con papel absorbente.
A mi me han quedado finalmente así
Y después de colocarlas sobre papel absorbente
Todavía no las he probado, pero la pinta de ese "triándulo" es impresionante. Bueno, aquí os he dicho una pequeña mentira. Si las he probado, pero antes de meterlas al horno. Porque si hay un sabor que me gusta es el de la almendra cruda. Raro, es raro, pero me recuerda a algo que no puedo describiros. Es un sabor mágico. Es un sabor especial. Serán mis raíces morunas. O será algún sabor lejano. No se. El caso es que no soy capaz de resistirme a pegarle pellizcos a la masa, mientras estoy dándole forma.
Buen provecho.